jueves, abril 29, 2004

Soy un ferviente defensor del contrasentido.

Todo es sí mismo. Todo es otro. Todo es su contrario.

La posibilidades de interpretar/leer/vivr el mundo chocan en todos los sentidos (válgame la ambiguedad). El "sí" y el "no" son el juego indistinto/ilusorio de lo mismo.