Hölderlin
Devastadora ha sido la jornada
Más lacerado ha sido que ninguno
El corazón valiente
Pero tú y yo sabemos
Que no hay fortuna o desfortuna alguna
Sino igual fuego cegador tan sólo
En la verdad celeste
Mientras que allí donde se pesa el sino
Con un fiel de balanza abierto en el sol público
Y donde el sueño nuestro desde siempre antiguo
Es derramar también
En la extensión sedienta de los días
El riego azul de lo sagrado
El más afortunado de todos los mortales
Es el que se atarea sobre su quemadura
Y al que ha sido dado
No tener que dejar el amor en su sótano
Mientras sigue el llamado del trabajo
Traicionando uno y otro cada día
Sino que haciendo del amor la talla
En la cara de todos
Tiene siempre uno al otro consagrados.
Tomás Segovia,Lapso
martes, junio 14, 2005
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