La ironía. Moda que usa signo contrario a la intención.
Sonreír amargo. ¿Por qué? Marcar una libertad. No sentir(o quere sentir) como se debería sentir.
Convención nueva...
Bien está la ironía en la conversación, porque la complica.
Escribir me repugna. Escribir tal cosa implica que el autor ha podido pensarla seriamente.La ironía tiene, pues, directamente, a glorificar al autor. Expreso a favor de otro un sentimiento que es imposible que se me atribuya.
Y luego el lector piensa en el trabajo que se ha tomado el ironista para ironizar. Y esto no ridiculiza más al ironista que lo que él, con todo su talento, ha pretendido ridiculizar.
Tomarnos el trabajo de fingir que se menosprecia algo, creer que con esto se adopta un aire de superioridad. Todo ironista se dirige a un lector presuntuoso en cuyo espejo se mira.
Paul Valery
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