jueves, agosto 28, 2014

De aventón con mantra o la imposibilidad de hacer magia.



Todos somos libres menos dios, o al revés, y al revés del revés el puro escepticismo. El escepticismo es un partido de tenis donde gano el revés del revés osea la raqueta aventada contra la red. He ahí la justicia del juego, el absurdo, el crimen, la mismidad. Cuando uno no juega ya ganó; lo que no quiere decir nada pero yo sigo tendiendo a jugar, mi infantiidad rebasa lo abstracto y lo emocional, es una causa en sí, es como el albur, el espacio se dobla en todas las direcciones y uno pregunta. Y la pregunta más inteligente no tiene respuesta, pero como dice Becket más bien las respuestas y no las preguntas, así se evita la ataraxia del escepticsismo pero así es una pura luz, un puro asomarse a la positividad, a la palabra, a la necedad de querer seguir narrando –que no es lo mismo que releer (que es ya en sí un no leer [revisar y checar para centrarse en lo cierto… calmarse en el acierto/ en la justificación personal] en reír el borbotón que culmina el espíritu en un grito) una hiena loca o un payaso que edita- un mal chiste que se repite, los signos ortográficos que confunden o el error de algún acento.


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