Quien viaja dentro de un libro buscando encontrar un espejo, primero tiene que hacer de las letras mercurio y luego de sus nervios palabra.
Lo que más se asemeja al infinito en su incierta ilusión es ese constante querer que hablen de nosotros, que todo nos hable o hablar todo. Fingir otra forma sólo destopia. Que algo más nos vibre hasta después de muertos.
Perderse es tan horrible que casi escribo viva perderse.
Caminar libros. Literalmente. Hacer de esa mente un litoral. Vivir en carne-página, hojas-pasos y palabras-experiencia.
Un buen libro es de tempo entrópico.
Dudar es el salto para afirmar la vida.
Más vale pájaro en mano que eternamente bella bella.
Si no te ríes no pone.
Trascenderse en cualquier forma, como quién transmigra entre cualquier maldita experimentación con sus sentidos. Lo mismo que decir como carajos hay quien no va nunca a su interior del placer al dolor.
lunes, enero 21, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario